Preguntas más frecuentes
Este programa está dirigido a adolescentes que entrenan y compiten en serio: deportistas federados, con actividad pre-profesional, profesional o competitiva sostenida. Chicos y chicas que tienen una agenda exigente de entrenamientos, competencias, viajes o concentraciones, y que al mismo tiempo necesitan sostener un bachillerato completo y de calidad.
El IUACJ ofrece un Bachillerato Tecnológico en Deporte, Educación Física y Recreación que, además de la formación general, incorpora un dispositivo específico para estudiantes-deportistas en competencia. No es un “bachillerato más liviano”, sino una organización distinta del mismo plan de estudios para que tu hijo o hija pueda compatibilizar estudio y deporte sin tener que resignar ninguno.
La diferencia principal no es el contenido, sino la forma de acompañar la trayectoria. Un bachillerato tradicional suele tener horarios rígidos y poca capacidad de adaptarse a calendarios deportivos. En el Bachillerato Deportivo del IUACJ se reconoce formalmente la condición de deportista y se organizan trayectorias singularizadas, clases híbridas (presenciales y virtuales) y acuerdos con el club y la familia para que el estudio conviva con el entrenamiento y la competencia.
No. El programa no está pensado para bajar la vara, sino para cambiar la organización del trabajo y los tiempos. Los contenidos, la profundidad y los criterios de aprobación son los propios del nivel. Lo que cambia es la flexibilidad en la modalidad (presencial/virtual), en la gestión de horarios y en la forma de acompañar al estudiante, para que pueda llegar a las metas académicas a pesar de su intensa agenda deportiva.
Se construye un plan que parte de la realidad deportiva del estudiante: horarios de entrenamiento, días de competencia, posibles viajes. A partir de eso se ubican las clases después del turno regular y se define qué se cursa de forma presencial y qué se puede cursar en formato virtual cuando hay competencia. Cuando no hay actividad deportiva, se espera que el estudiante asista al centro educativo con normalidad. Todo se coordina entre la institución, el estudiante, la familia y el club.
Sigue siendo parte de un grupo de clase. Esa es una clave del programa. Tu hijo o hija mantiene compañeros, docentes, proyectos compartidos y vida institucional. La flexibilidad no lo saca del sistema, sino que ajusta la manera en que participa. La pertenencia al grupo es fundamental para su motivación, su bienestar emocional y su continuidad educativa.
Se espera un compromiso alto en los dos planos: académico y deportivo. Eso implica asistir a las clases (presenciales o virtuales), cumplir con las tareas y evaluaciones, avisar con anticipación los cambios de agenda por competencias, mantener un buen desempeño académico y asistir, al menos, a una parte significativa de la carga horaria regular cuando su calendario deportivo lo permite. El mensaje es claro: el programa ayuda, pero no reemplaza el esfuerzo personal.
La familia es un actor clave. Se le pide acompañar la planificación entre deporte y estudio, ayudar a organizar tiempos y prioridades, sostener una comunicación fluida con la institución, y, en la medida de lo posible, garantizar los recursos básicos para la conexión virtual (dispositivo, conectividad y un espacio razonable para estudiar). El programa funciona mejor cuando la familia está involucrada y alineada con la propuesta.
El club debe comprometerse a informar con anticipación los horarios de entrenamiento, torneos y competencias, y a coordinar con el IUACJ cuando el calendario deportivo impacta fuertemente en la asistencia a clase. En algunos casos, se pueden ajustar cargas de entrenamiento luego de competencias exigentes para facilitar la presencia del deportista en el aula. La idea es que el club vea el estudio como parte del proyecto de ese deportista y no como un obstáculo.
La coordinación académica y el tutor asignado realizan un seguimiento periódico de cada estudiante: su participación en clase, su rendimiento, su integración al grupo y la forma en que se está dando la compatibilización estudio–deporte. Cuando el calendario deportivo cambia (por nuevas competencias, concentraciones o giras), se revisan los acuerdos y se ajusta el plan de trabajo. No es un esquema rígido, sino un acompañamiento vivo que se revisa durante todo el año.
El programa sigue siendo valioso, porque la formación académica no se detiene. Si la lesión es temporal, se pueden hacer ajustes en la organización cotidiana, manteniendo la continuidad educativa. Si el estudiante deja de competir en forma sostenida, se revisa su situación y se evalúa si continúa con el mismo nivel de flexibilización o se reintegra a una dinámica más cercana a la de un estudiante no deportista, siempre preservando su trayectoria educativa.
El beneficio más claro es no tener que elegir entre deporte y educación. Tu hijo o hija puede desarrollar su carrera deportiva en serio, sin dejar de terminar el bachillerato con una buena base para seguir estudiando o formarse en áreas vinculadas al deporte, la educación física o la gestión. Aun si llega al alto rendimiento, contar con formación académica sólida le da herramientas para tomar decisiones, comprender contratos, planificar su carrera y pensar su vida más allá de la competencia.
Además de inscribirse en el Bachillerato Deportivo del IUACJ, el estudiante debe presentarse al comienzo del año lectivo como deportista en competencia, aportar la información necesaria sobre su actividad deportivo-federada y firmar, junto con su familia y el club, un compromiso de trabajo conjunto. A partir de ahí se diseña la trayectoria singularizada y se acuerdan las reglas de juego para el año.
La propuesta no es un invento aislado del IUACJ: se apoya en un marco normativo nacional que reconoce la situación de los deportistas federados. Entre otros instrumentos, se basa en la Ley General de Educación Nº 18.437, en disposiciones presupuestales específicas, en el Convenio Marco de cooperación técnica y asistencia recíproca entre ANEP y la Secretaría Nacional del Deporte, y en resoluciones del CODICEN, CES, CETP y DGES que habilitan adecuaciones de turno, propuestas educativas flexibles, tutorías y modalidades presenciales y virtuales para estudiantes-deportistas, además de acuerdos con Ceibal para el soporte tecnológico. Es decir, el programa se mueve dentro de un marco regulatorio claro y reconocido.
Si en tu casa el deporte ya organiza buena parte de la vida cotidiana, si tu hijo o hija compite en serio y sueña con seguir creciendo en su disciplina, y al mismo tiempo te preocupa que no quede “colgado” del sistema educativo, este programa probablemente encaje muy bien. La pregunta clave es si están dispuestos, como familia y junto con el club, a asumir el compromiso que implica sostener a la vez el estudio y el deporte. Si la respuesta es sí, el Bachillerato Deportivo del IUACJ ofrece un marco pensado justamente para acompañarlos en ese camino.